General de los Carmelitas Descalzos Fr. Miguel Márquez
Día 17, Lunes
Comenzamos el día a las 6.30. Dice Benedict que es la primera noche que no ha oído sirenas desde que empezó la guerra.
Salimos de nuestra parroquia en Kiev hacia Zaporizhia a las 7.00. Tenemos por delante siete horas de camino. Vamos hacia el sureste. Nos aproximamos a la zona donde está el conflicto. Hoy el día será también muy lleno e intenso. Al salir rezamos laudes y el ángelus. Nos ponemos en manos de María, a la que sentimos verdaderamente madre y refugio.
Vamos en dos vehículos. Un coche y una furgoneta, llena de comida y de material médico para las ambulancias que atienden los soldados heridos y equipos médicos para algún hospital. Hablaremos con los médicos y con el obispo para saber más de cómo discurre la guerra, su experiencia.
Hacemos varias paradas en el camino. Encontramos un convoy militar de varios kilómetros.
Después de 550 km más o menos llegamos a Zaporizhia. Nos reciben en la casa del obispado el obispo auxiliar polaco Jan Sobilo. Muy amable y atento. Celebramos la misa con un grupo de 40 personas. Preside la misa Vitaly.
Recibimos a un equipo de médicos que atienden a los heridos en el frente. Nos cuentan que cada día mueren jóvenes y que recogen a los que pueden. El material que traemos es para ellos muy valioso. Les entregamos un equipo para hacer electrocardiograma. Muy agradecidos. Entregamos también alimentos. Son médicos voluntarios de la zona de Kiev y del Oeste del país.
En el obispado de Zaporizhia también organizan entrega de material médico y comida para la gente.
Eran antes de la guerra aquí un millón de habitantes. Se han ido 300 mil personas. Pero han venido muchos otros de Mariupol, Melitopol, etc. El 80 por ciento de esta zona es territorio ocupado por los rusos. Solo 20 % es bajo Ucrania, donde estamos ahora. Nos lleva por la ciudad el obispo a dar un paseo. Él vino hace 30 años y habla con mucho conocimiento de la realidad.
Visitamos el río que ahora no lleva casi agua. La presa de Dnieper, en Nueva Kachowka ha sido destruida hace un mes, el 6 de junio de 2023 por los rusos y ha muerto mucha gente.
Estamos a 40 km del territorio donde está el ejército ruso.
Han ocupado la estación atómica de Zaporiszhia en Enerhodar. Un gran desastre ecológico podría suceder. Es la central nuclear más grande de Europa. Cuatro veces Chernobyl. Dicen que la guerra seguirá aquí en este 20 % todavía no ocupado. Que es cuestión de tiempo. Han amenazado con contaminar los ríos con los miles de barriles de residuos radioactivos. Que podrían causar un inmenso desastre ecológico hasta el mar Negro. Ha dicho Putin que este territorio será de Rusia o no será de nadie.
Aquí hay 11 hospitales. Todos llenos de jóvenes heridos de la guerra. Ahora ya los mandan fuera por falta de espacio.
Seguimos la conversación con el obispo y una joven voluntaria, Olena, de Nueva Kachowka cuya familia también ha sido desplazada hacia el oeste, al Lviv. Es periodista pero hace sobre todo trabajo de organizar la ayuda sanitaria con los hospitales y en el frente.
Estremece pensar con qué calma hablan de que la guerra tarde o temprano llegará a esta parte. Uno día u otro. Y me sale con fuerza orar y suplicar.
En la conversación con el obispo y todos los presentes sale muy claramente el desconocimiento internacional de la situación, el papel de USA en todo el conflicto y la actitud muchas veces no comprometida de parte de la población, y de los jóvenes, mientras otros están muriendo en el frente. Nos dicen que no es fácil encontrar capellanes para atender a los soldados que reclaman la presencia espiritual. Muchos capellanes han muerto también. Vuelvo a traer escapularios y rosarios que piden los soldados. Un fraile de 90 años, Santiago ha hecho a mano bastantes y los entregaré hoy, las carmelitas de Haifa y Nazaret, las de Piacenza en Italia y otras que han elaborado rosarios y escapularios. Todo el Carmelo está aquí presente con la oración y el corazón pidiendo La Paz para todos los pueblos.
Mañana 18 iremos al punto más cercano al frente a llevar el resto del material sanitario.