Crónicas desde Ucrania en el corazón y la súplica por la paz. Tercera parte: 16 de julio.

General de los Carmelitas Descalzos Fr. Miguel Márquez

Día 16 Domingo


Hoy se abre el día con el regalo de estar aquí. No me parece que habría mejor sitio para celebrar la fiesta del Carmen hoy. Pero la sensación de todo el Carmelo unido en torno a la Madre y Hermana me da un gozo muy especial. Ella nos convoca y reúne bajo su manto.

Amanece el día con música en los patios cercanos al convento y en la explanada delante del Santuario. Peregrinos que van llegando de distintos lugares. El año pasado recuerdan todos que se celebró la fiesta en el búnker protegido debajo de la Iglesia, porque varios días antes habían caído raquetas, bombas de racimo cerca de Berdichev. Y las autoridades no permitían concentraciones al aire libre.

Este año los Peregrinos son bastante menos que antes de la guerra. Pero el ambiente es gozoso y festivo, con el sentir de la guerra en los adentros.

A las 9.30 de la mañana tenemos encuentro informal y desayuno con los obispos, en los salones del convento. Van llegando distintos obispos, el Nuncio (lituano) mons. Visvaldas Kulbokas, el presidente de la Fundación JMJ Lisboa 2023, el obispo luso Américo Aguiar (uno de los nuevos cardenales que ha anunciado el Papa), el arzobispo de Lviv, que fue secretario de Juan Pablo II algunos años, y otros obispos ucranianos y polacos, junto a provinciales y otros sacerdotes.

La plaza está llena de gente, que saluda con mucha alegría. Hay 14 obispos y unos cuarenta sacerdotes. La celebración es bellísima. El coro canta preciosamente. Preside la celebración el joven Nuncio, de 49 años.

Toda la celebración es un tiempo de oración y de comunión. Toman la palabra al comienzo y al final los distintos responsables del episcopado, el alcalde, el embajador de Polonia en Ucrania, el obispo de Kiev y los padres Vitaly y Benedict, prior y Delegado. Al final yo agradezco el honor de custodiar este Santuario nacional de la Madre de todos los ucranianos. Y recuerdo que estamos en el 150 aniversario del nacimiento de santa Teresita, que fue misionera con la oración y la entrega. Aludiendo a las dos dimensiones esenciales del Carmelo: la entrega visible y activa y la contemplación también efectiva y no menos valiosa. Recuerdo que Lucía de Fátima también era carmelita. Agradezco a todos la celebración y a los que no han podido venir.

La comida es en un lugar junto al río frente a Berdichev, parece un lago por la anchura. Son invitados obispos y autoridades. Es muy rica la conversación con todos los presentes. Particularmente con el que fuera secretario de Juan Pablo II los nueves últimos años 1996-2005 y los tres primeros de Benedicto XVI, mons. Mieczysław Mokrzycki.

Salimos hacia Kiev a las 18.45 h. Para organizar la ida de mañana hacia el SurEste del país. Llegamos a Kiev a las 21.40 h. en dos coches: uno lleno de comida, material sanitario y aparatos para las ambulancias militares.

La conversación con los hermanos de Kiev se alarga hasta media noche. Marek, Benedict, Jan y los dos voluntarios que nos acompañan. Junto con Thadeusz, Paweł y un servidor.

Conversamos sobre la situación de la guerra. Y el plan para mañana. Iremos a visitar la zona más próxima a la guerra para llevar el material médico.

Los hermanos hablan de que no fue fácil en otras épocas entre ucranianos y polacos. Se habla de un genocidio muy silenciado hace unos 80 años en que murieron más de cien mil personas, en 1943. En Volinia. Hay una idea nacionalista todavía viva y peligrosa.

Hablan de los desplazados de la guerra. En distintos sitios de Ucrania están, sobre todo, los que no tenían tanta facilidad para desplazarse fuera del país. Hablan de la corrupción muy viva. Mucha gente se aprovecha de la guerra.

Benedict nos comenta el plan de mañana: En Zaporizhia, encontraremos a los Médicos, al Obispo , tendremos la Eucaristía y visitaremos la ciudad.

El día intensísimo y muy para agradecer tanta vida y entrega y devoción y solidaridad. Termino el día agotado y muy agradecido de mis hermanos y de las gentes sencillas que luchan y trabajan por los demás.