«Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días»
Mt 28,20

Nombre en religión: Mª Luisa de Ntra. Sra. de Lourdes
Natural de Pontevedra
Toma de hábito: 30 de marzo de 2000
Promesas Temporales: 9 de abril de 2002
Promesas Definitivas: 6 de abril de 2005
Nuestra querida hermana María Luisa retornó a la casa del Padre en una fecha muy señalada, la Ascensión del Señor. Y a juzgar por los bellos y espontáneos testimonios de las hermanas que con ella tuvieron trato y convivieron, no nos cabe duda de que goza ya de las eternas moradas en presencia del Amado junto a tantos otros hermanos y hermanas que la precedieron.
«¡Qué día tan hermoso y grande para nuestra querida hna Mª Luisa Rodríguez…que ha subido con Jesús al cielo, en su gloriosa Ascensión…!
Mª del Carmen Miralles
Yo la quería muchísimo. Estábamos muy unidos todos en aquel nuevo grupo de la Comunidad que se fue formando cuando la transición tan importante de las Nuevas Constituciones del Carmelo Seglar.
Hemos vivido juntas muchas alegrías, con nuestro Padre Asistente, y también Provincial entonces, el P Francisco Brandle. Él la conoció mucho. Fue un tiempo muy bonito.»
«Ella fue una hermana muy alegre y comunicadora en la Comunidad. Atenta siempre a la asistencia a las reuniones. Gran entusiasta en los proyectos que se proponían en la Comunidad, transmitiendo todo lo que le hacía vibrar por dentro de un modo especial.
Iluminada del Amor de Dios
¡Carmelita genial!.
Querida Mª Luisa hoy: «El Señor asciende entre aclamaciones, al son de trompetas».
Y yo así te veo, que vas a la casa del Padre muy contenta, con todo tu entusiasmo, contagiando a todos de la gran dicha de tu encuentro con Dios y nuestra Madre y Hermana, la Reina y Hermosura del Carmelo.
Doy gracias al Señor por la oportunidad que me dio de poderte conocer.
¡Descansa en paz querida hermana!»
«En este día que nuestra hermana María luisa se ha ido al Padre, quería compartir con los hermanos de la comunidad, especialmente los más jóvenes, el ejemplo que fue para todos esta hermana.
Catalina de Jesús
Ejemplo de alegría y de optimismo siempre sonriendo, de estar siempre atenta a las nuevas vocaciones que llegábamos a la Comunidad.
Para mí fue una verdadera madre espiritual, que me cuidaba y ayudaba con la que tuve una especial relación y siempre me animó a la vocación y se preocupaba por todas mis cosas. Era una carmelita entusiasta de Santa Teresa, pero sobre todo llena de alabanzas a Dios, muchas veces nos poníamos juntas en una salita a alabar y ni parábamos.
Allí esté ya en el Cielo alabando sin cesar al Rey de Reyes!!
Dios la tenga en sus Brazos!!»