«Callar y obrar»
San Juan de la Cruz

El día de San José Obrero, patrón de los trabajadores, queremos presentar a nuestra hermana Manuela. Hacía tiempo que no teníamos noticias de su paradero, ausente de las reuniones de la comunidad por motivos de salud, pero por esas “diosidencias” de la vida encontramos su dirección temporal, mientras en su domicilio habitual prosiguen las obras de mejora en el edificio. Y quiso Dios que fuera ella, y no otra hermana, ya que coincidía con su “padre” de adopción, San José, como ella misma nos cuenta en la entrevista.
Natural de Madrid, desde muy pequeña ya tenía claro que su vocación era el Carmelo, aunque por el camino se entretuvo un poco con otra misión que Dios tenía reservada para ella sirviendo en otra Orden religiosa, las Jerónimas: “Porque mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos” ( Is 55, 8).

Nombre en religión: Anunciata de San José
Toma de Hábito:
Profesión:
¿Recuerdas ese momento en el que sentiste la llamada a la vocación al Carmelo Seglar?
Pues yo de niña quise ser religiosa carmelita y a mí no me recibieron porque mi padre había estado en la guerra (Guerra Civil Española 1936-1939) y como era un hombre muy estudioso y entendido llegó a capitán, y como yo era hija de capitán…pero de los “rojos”, como decían entonces, fue el motivo por el que no pude entrar en el Carmelo, que estaban en la Calle Conde de Peñalver esquina con la calle Maldonado, en Madrid. Y entonces fue cuando me dijeron que había una Orden Tercera y dije, bueno, como no he podido ser carmelita…
¿Recuerdas qué pasos seguiste una vez iniciado el camino en esta vocación?
Yo entré con las religiosas Jerónimas en Madrid porque tenía un confesor que era Oblato de los que están en la calle Diego de León en Madrid, que me dijo: “no te emperres en ir aquí o allá o donde quieras, tú tienes que entrar donde te den facilidades. Es ahí donde el Señor te quiere, donde te den facilidades para entrar”. Era porque había que llevar dote, porque había que llevar no sé de cosas, y yo no podía llevar todo eso, y entonces las Jerónimas me recibieron sin dote ni nada más. No sé si doscientas pesetas o cuánto para el hábito, para las cosas primeras digamos.
¿Entonces llegaste a ser religiosa?
Sí, en las Jerónimas pero no de clausura, hay Jerónimas de enseñanza, de vida activa. Que están en la calle Amara nº 4 (Madrid). Entonces entré y me mandaron a México porque allí había una casa con tres o cuatro hermanas que habían ido a fundar, porque las primeras monjas Jerónimas eran mexicanas y cuando empezó la guerra allí se vinieron para España hasta que todo aquello pasara, y luego claro, ya es que ellas se querían volver allá y al final en el año 1953 ya volvieron. Tenían las cosas de Sor Juana Inés de la Cruz que habrás oído hablar de ella que era literata y poeta, sabía de todo y claro ellas aquel cuadro que se habían llevado cuando se vinieron, no es que se lo robaran, sino que los jesuitas compraron todo lo que había a puerta cerrada, todo lo que había en la casa se quedaron con ello y a la vuelta no tenían ya ningún derecho, aunque reclamaban cosas, pero les dijeron que no, que aquello ya no estaba. Lo habían vendido así de esa manera y empezaron a decir a ver quién quiere ir a España que levante la mano. Sólo levantaron la mano unas pocas que querían ir y vinieron, pero bueno, así se salvó la congregación digamos.
¿Te acuerdas cuándo entraste en las Jerónimas?
Sí, en el año 1950 con 19 años. Entré el día del Rosario porque había una religiosa mayor que era mexicana y se llamaba Rosario y me dijo que el mejor regalo era que entrara su día porque normalmente no entraba así mucha gente joven. Entonces eran 26 cuando yo entré. Lo recuerdo como si fuera ahora mismo.
¿Y hasta que edad estuviste con ellas?
Bueno, pues salí después, no me acuerdo del año (su hermana apunta que cree que en 1975). Pero digamos que volví de México en el año 1962 y hasta hoy no hemos perdido el contacto y nos llamamos y nos contamos nuestras cosas como si siguiera con ellas, igual.
¿Y cómo llegaste al Carmelo Seglar de Plaza de España?
Pues yo toda la vida quise ser carmelita, después conocí a las que están en General Aranaz (Madrid) porque ellas estaban muy cerca del convento nuestro, y por alguien que me llevó, debió de ser Isabel. Pues no me acuerdo del año, pero allí en Aranaz había un Carmelo Seglar y me querían mucho esas monjas y siempre que necesitaban algo me decían: “oye Anunciata”… Anunciata era el nombre que tenía yo en el convento que me lo puso un padre agustino que me quería mucho y que estaba en Roma de ayudante, era el segundo del General, y me dijo: “Te tienes que llamar Anunciata” porque él estaba en Roma en una iglesia con el mismo nombre y por eso me lo pusieron y de hecho mucha gente me sigue llamando así.
A Plaza de España no me acuerdo cuando llegué, pero vamos ya iba del otro Carmelo, de hecho no he perdido el contacto con ellas.
Bueno, porque alguna de habló de Plaza de España y fui a ver que pasaba y quien había…sería mi lugar allí. Yo la verdad el Carmelo lo llevo dentro
¿Y no te planteaste quedarte en Aranaz?
Con las Madres Carmelitas no pude entrar porque sólo pueden ser 21 y hay que esperar a que alguna fallezca para que puedan admitir a otra. Las carmelitas es que son como Santa Teresa que fundó con 21 y ellas siguen igual (se refiere a las Madres Carmelitas Descalzas y no a la comunidad seglar).
¿Qué nombre tomaste en religión en el Carmelo Seglar?
Yo soy de San José, Anunciata de San José. ¿Y sabes por qué yo lo he tenido como padre?. Pues cuando yo le dije a mi padre que me quería marchar al convento, él me dijo que bueno, que me fuera. Que ya haría cuenta que no tenía hija y que no sería ya mi padre, y yo como me sentí sin padre de verdad cogí a San José: “Si mi padre y mi madre me abandonan, el Señor me recogerá” (Sal. 27, 10)
A mi madre le cargaban todas las culpas porque mi padre por nada quería, aunque después murió como un santo con un sacerdote a la orilla de su cama. A mí ya me había dicho que fuera con mi madre que le perdonara todo porque él había sufrido mucho en la cárcel (estuvo preso siete años). Y él no es que fuera malo, pero todo aquello le marcó el carácter y decía que aquella época fue muy mala pero que le perdonara y que viniese a casa, que podía ir a Misa, que podía ser libre.
¿Ocupaste algún cargo en nuestra comunidad?
No, yo no quiero ser nada en ningún sitio. Yo ya había sido celadora en las Hijas de María desde jovencilla. No he tenido cargos, las cosas que me mandaban las he hecho.
¿Hay algún momento relevante que recuerdes especialmente en tu vida como carmelita seglar?
Pues un momento especial fue nuestro viaje a Francia a ver a Santa Teresita de Lisieux, y muy bien. Fue el año del doctorado de Santa Teresita ( Proclamada doctora de la Iglesia en 1997 por San Juan Pablo II)
¿Qué ha supuesto para ti el encuentro en tu búsqueda personal dentro de la vida como carmelita seglar?
Porque yo no he dejado de leer a los padres fundadores igual a San Juan de la Cruz que a Santa Teresa de Jesús . De hecho estoy suscrita a la revista Teresa de Jesús y a Lluvia de Rosas que también me lo mandan. Más que alimentarme de otras cosas, siempre voy a las fuentes que tengo.
Cómo ves la vocación al Carmelo seglar en el mundo actual?
Pues, lo veo muy pobre porque mucha gente no se quiere comprometer en nada, les gusta, pero ya el compromiso…
Y ahora fíjate todo el tiempo que hace que he estado tan mala con esto y con lo otro. Me pusieron un marcapasos, ahora tengo Leucemia y mi segunda casa es el hospital Gregorio Marañón. Hay veces que digo llevarme al Marañón que ya no puedo más. Tengo que estar con oxígeno toda la noche y muchos ratos por el día, por eso no puedo ir. Ahora va a haber una peregrinación a Lisieux pero no me puedo apuntar con el oxígeno…
¿Y qué les recomendarías a los carmelitas seglares de hoy en día?
Que os voy a decir, que leáis a los santos padres que nunca se cansa una de leerlos que siempre encuentras algo nuevo, algo que de lo que no te habías dado cuenta, es una doctrina.
Cuéntanos alguna anécdota de tu vida en la comunidad
Antes éramos como más serias. No recuerdo nada especial.
Y para finalizar, ¿Volverías a repetir tu vida en el Carmelo Seglar?
Uy sí, ¡claro! Con mil amores y cada día pido por los carmelos seglares, cada día porque la Santa tiene palabras para todo y para todos