
«Padre mío, me pongo en tus manos; Padre mío me abandono a ti, me confío a ti; Padre, Padre mío, haz de mí lo que quieras; sea lo que sea, te doy las gracias; te agradezco todo, estoy dispuesto a todo; lo acepto todo, te agradezco todo; con tal de que tu voluntad se cumpla en mí, Dios mío; con tal de que tu voluntad se cumpla en todas las criaturas, en todos tus hijos, en todos aquellos que tu corazón ama, no deseo nada más, Dios mío; en tus manos entrego mi alma; te la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque te amo y porque esto es para mí una necesidad de amor; darme, entregarme en tus manos sin medida; me entrego en tus manos con infinita confianza, pues tú eres mi Padre»