Crónicas desde Ucrania en el corazón y la súplica por la paz. Sexta parte: 20 de julio

General de los Carmelitas Descalzos Fr. Miguel Márquez

Día 20, Jueves

Salimos de Berdichev mientras sale el sol. Son las 5.30 de la mañana. Hoy termina nuestra visita a Ucrania. 

Antes de llegar a la frontera con Polonia, visitamos el Lviv. Es uno de los objetivos atacados con frecuencia. Había en Lviv unos 700 mil habitantes. Ahora, después del comienzo de la guerra, son algo más de un millón. Muchos desplazados y refugiados han venido a esta parte del país desde el Este. 

Visitamos el monasterio de San Miguel, de monjes Greco-católicos. Nos recibe Alipij, el superior, un monje muy agradable. Nos enseña todo con mucha amabilidad. Hoy, 20 de Junio que celebramos la fiesta de San Elías, nos enseña una capilla muy bella llena de iconos referidos a la vida del profeta. Este lugar fue convento e iglesia de los carmelitas en la primera mitad del siglo XVII. Tiene frescos dedicados a la vida de Santa Teresa y a otros santos Carmelitas. Ahora lo custodian monjes greco-católicos. 

Nos acompaña por Lviv, como guía, Taras Antoszewski, experto en el arte y la historia de Lviv.  La ciudad está llena de edificios antiguos, iglesias y monumentos. ‘La pequeña Paris del Este’ llamaron a esta ciudad, por su belleza. 

Nos dice Taras que la guerra durará todavía mucho tiempo. Habla de la política. En estos días han llegado muchas raquetas (misiles) a Kiev, Odessa, Zaporizhia, Lviv, etc. cada persona con la que hablamos tiene una interpretación de la guerra y la política del país… Pasamos al lado del parque San Jorge, donde había una estación del KGB. Y con esta visita y la comida en un restaurante típico de la región, terminan nuestros días en Ucrania. 

Pasamos la frontera hacia Polonia a las 16.30 h. Volvemos a Przemysl para una parada técnica y saludar a los hermanos y celebrar la Misa en la bellísima iglesia de los carmelitas. 

La impresión de estos días tiene muchos matices. Queda muy fuerte en nosotros impreso el agradecimiento de los hermanos por haberlos visitado, la alegría de sentir al general y al provincial con ellos alentándoles y, en ellos, a toda la Orden y a tantas personas que han enviado sus mensajes de cercanía y apoyo. Me queda muy viva la impresión de la oración de la gente en las iglesias, ejército silencioso y eficaz, la ayuda de tanta gente con alimentos y medicinas, los muchos voluntarios y la labor preciosa de la Iglesia acompañando, sosteniendo, bendiciendo. Los soldados heridos que fuimos encontrando en la visita al hospital cerca del frente, el ir y venir de la gente en ciudades donde pareciera que la vida discurre normal, aunque sus hombres y jóvenes y también algunas jóvenes están en la guerra luchando y muriendo. Los campos de girasoles (uno de los símbolos de Ucrania) interminables por todo el país. Que recuerdan la fecundidad y riqueza de esta tierra tan herida y tan llena de vida y, por eso, tan disputada. 

Pido a la madre de Berdichev, la Virgen del Escapulario, que cuide de sus hijos e hijas de Ucrania y del mundo. De este pueblo cuyo final de la guerra todavía no se vislumbra. Para que la Paz anhelada no sea solo un silencio de bombas y fusiles, sino un paso de conciencia en construir juntos otro tipo de sociedad y de valores. Otra sabiduría de vida que nos hace tanta falta en este momento de la historia, donde la guerra en cualquier pueblo y país la sintamos como ‘nuestra’ y cada herido o muerto, sea nuestro hijo o hija y no un número más. Por todas las guerras silenciadas en tantos pueblos y en tantas familias, despiertos y rebeldes contra tantos intereses económicos, políticos, ideológicos manipuladores y deshumanizadores. Que la vida no se nos vaya en palabras y discursos, como esta crónica que ahora termino y cuya lectura os agradezco, sino en poner nuestra vida en juego pensando en dar voz y dignidad a la de los demás, que son mis hermanos sin excepción, mi familia. 

Dios os bendiga, nos despierte y nos muestre el camino. 

fr Miguel Márquez Calle