Se trata de una guía de espiritualidad formalmente dirigido a las monjas del monasterio de San José de Ávila, pero que su autora, consciente o inconscientemente, acaba dirigiendo a toda congregación religiosa e incluso a seglares, dado que el momento de reformas y cismas que se viven, le hacen querer extender sus consejos a todos los cristianos.
Al igual que sucede con el Libro de la Vida, escribe esta obra dos veces, pero en esta ocasión sí disponemos de los dos autógrafos, conocidos como el autógrafo de El Escorial y el de Valladolid, por el lugar donde se conservan, pues ambos fueron escritos en San José de Ávila en 1566 y 1567.
La primera redacción (El Escorial) es más espontánea y libre, con muchas expresiones familiares, al pensar la autora que no saldría de su monasterio. La segunda (Valladolid) ya parece pensada para su publicación y es más completa, aumentada y corregida.
Como con otros libros (Vida o Fundaciones) no pone un título inicialmente, ni se publica hasta después de su muerte. Camino de Perfección es el primero en publicarse, un año después de su muerte en 1583.
También coincide en su introducción en verse importunada para escribirlo, por obediencia.
Nos habla en este libro de la reforma recién emprendida, del amor, desasimiento y humildad como bases de la vida comunitaria, del peligro de la honra: “… no hay tóxico que mate, como estas cosas, la perfección.” (Camino de Perfección 12,7)
También nos habla de la oración con unos avisos significativos para perseverar con humildad frente a Dios sin exigir o buscar experiencias sobrenaturales: “…importa mucho entender que no a todos lleva Dios por un camino; y, por ventura, el que le pareciere va por muy más bajo está más alto…” (Camino de Perfección 27,2).
O dicho de otra forma: “El verdadero humilde ha de ir contento por el camino que le llevare el Señor” (Camino de Perfección 15, 2).
Gran parte de la obra es una meditación sobre el Padre Nuestro como oración vocal más importante, con puntos de gran profundidad en su análisis.
Camino de Perfección es un lindo manual para todo creyente que ha sido llamado a vivir la aventura y gracia de la Comunidad insertados tanto en parroquias como en movimientos e instituciones religiosas.
Acaso no sentimos al Espíritu Santo en cada línea que esta mujer escribe???
No cerremos al Espíritu Santo con intransigencia, soberbia y falta de caridad.
Tengamos siempre presente que hemos sido llamados a trabajar en la VIÑA del Señor sin ningún mérito por nuestra parte. Y pagados nos sentimos ya.
Nos urge el Amor de Cristo!!!!!
Si Él murió para nuestro rescate, a qué nos estamos dedicando???
En qué estamos perdiendo el tiempo???
» Celu celatu, sum pro, dominus deu exerci tum»