La Vida: El Manuscrito

La primera obra de Teresa de Jesús es su autobiografía. Se trata de un libro modestísimo en todas sus manifestaciones, excepto en su contenido: Doscientos veinticinco folios autógrafos escritos por el anverso y el reverso en 205mm de ancho por 295 mm de alto (muy similar a un A4).

Teresa optaba por un formato grande para manejar la pluma con comodidad. La escritura es sin titubeos, firme, con muy pocas enmiendas o tachaduras y con líneas cortas y rectas.

Los folios se agrupan en  11 cuadernillos con hasta 5 filigranas distintas. Lo que indica que se fueron adquiriendo folios a medida que la obra se iba completando, probablemente porque la falta de medios no permitía anticipar los gastos. Están numerados con cifras romanas en el margen superior al no conocer Teresa los números fenicios usados actualmente.

Los cuadernillos están cosidos (probablemente por la autora) y estuvieron un tiempo sin tapas por lo que la primera y última página están más deterioradas. El resto de folios tienen un razonable estado de conservación.

Donde más ha sufrido el manuscrito el paso del tiempo es en la marca de las letras, pues la pluma usada (probablemente de ganso) debía ser afilada con frecuencia con el cortaplumas haciendo que su marca debilitase el papel.

La composición casera de la tinta, de color ocre y con alta composición de antioxidantes, provocó sombreados en las caras opuestas, especialmente tras cada recarga, incluso taladrados al unirse a la acción ya mencionada de la pluma afilada.

Sólo la primera página está escrita sólo por el reverso, probablemente destinando el anverso al título.

La letra es humanista cursiva y corriente con 25 a 30 renglones por cara, todo en minúsculas y sin punto, coma, comillas exclamaciones ni ningún símbolo de puntuación salvo dos: Un trazo oblicuo con el que comienza cada párrafo, o hace la función de comillas y una virgulilla (o tilde de la ñ) con la que completa algunas palabras: en lugar de “que” pone la virgulilla sobre la q y lo mismo con aunque y otras palabras.

No utiliza la x (ecelente), ni la k, casi siempre omite la h y utiliza indistintamente la b y la v, y toma la y griega en el comienzo de palabra (iglesia). El autógrafo es perfecta e intencionadamente anónimo, sin portada, sin título, sin nombre de la autora, sin fecha ni lugar de composición sin nombre de mandatarios ni destinatarios (tan sólo menciona “mis confesores”). Con dudosa separación entre vocablos.

Todo en línea con su lenguaje muy cercano al hablar coloquial, y una autora no universitaria.

El libro se concluye en 1565 permaneciendo en el Monasterio de San José en Ávila (el primero fundado por Teresa) hasta 1575.

De 1575 a 1587 es secuestrado por la Inquisición. En 1588 Fray Luis de León lo publica en el ámbito universitario de Salamanca, encontrando en 1592 su alojamiento en la Real Biblioteca de El Escorial donde permanece hasta nuestros días, recibiendo allí su título y una lujosa encuadernación de piel recubierta de tisú amarillo floreado y sobre forrado de terciopelo carmesí con guardas blancas de seda y márgenes dorados.

Fuente: Notas a la conferencia del P. Tomás Álvarez en el CITES el 24 de Agosto de 2010